Si pensamos cuál es la característica más peculiar de Venecia, quizás sea la manera en que la luz, en los distintos momentos del día, cae en sus “calli” (así, casi como en español, se llaman las callecitas solamente en Venecia, mientras en toda Italia son “strade”, “vicoli” o “vie”). La estructura de Venecia no tiene nada del orden de los retículos de la urbe romana: sus calles se dividen y se multiplican, a veces llevan a un “campo” (sólo en Venecia este es el nombre de la “piazza”) y otras veces conducen a puntos muertos. Esta multiplicidad, esta variedad desordenada del espacio veneciano se refleja en su luz, que es fotográfica en sí.
Quien ha observado, no solamente visto Venecia, reconoce cómo esa luz cae de día, cómo sus reflejos se multiplican por el agua y se cortan de repente por las sombras de los edificios. Quien ha vivido en esta ciudad, reconoce también sus sombras, en el miedo que da perderse en sus laberintos bajo la niebla hostil de una tarde noche de invierno. En Venecia conviven al mismo tiempo una magia blanca y una negra, como en ningún otro lugar del mundo. La fotografía en blanco y negro encuentra en Venecia una predisposición natural del espacio, de la luz y de la atmósfera.
Sin embargo, al imaginarnos por Venecia, quizá nos visualizamos parados dentro de un grupo de 50 turistas con banderita; pagando cinco euros ese café que, en Italia, normalmente, se toma como el agua y vale entre uno y dos; aguantando ese olor insoportable de los “vaporetti” (los barcos de Venecia) tan caros, tan antiguos y contaminantes. La Venecia de hoy no llama mucho a la exploración fotográfica: con sus 25 miliones de turistas al año, está suficientemente sobrecargada de memoria visual y, por mucho que lo intentemos, no es posible separar nuestra imagen de Venecia de su descontrolada explotación comercial y turística, que de mágico conserva el rastro de lo que queda.
Para entender un poco más esta ambivalencia entre la belleza fotográfica de Venecia y los efectos de su deterioro, aconsejamos ver el documental «Gardin’s Tale of Two Cities» (2019, ’61). Se puede ver inscribiéndose en la plataforma internacional de documentarios Soul Definition (desde todo el mundo excepto U.S. y Canada) y solamente el jueves 19 de noviembre, de las 18.30 a la medianoche, estará disponible en streaming gratuito en streeen (pero solamente en Italia).
Se trata de un documental fotográfico e histórico dirigido por la historiadora del arte estadunidense Donna Serbe-Davis y enfocado en la mirada y la voz del fotógrafo italiano Gianni Berengo Gardin, considerado uno de los pilares de la fotografía italiana e internacional. Veneciano de origen, Gardin relata con sus imágenes los matices de esta ciudad en su evolución histórica – por muchos aspectos, una involución – desde las luces y sombras de los años cincuenta hasta su actual contaminación ambiental y visual.
En una serie reciente Gardin ha retratado los inmensos barcos de crucero – grandes como edificios de 14 o 15 plantas – que cada día pasaban por el Canal Grande (en 2018 han llegado 594 cruceros, casi dos al día). La publicación en prensa del reportaje de Gardin y este documental han contribuido a dar visibilidad internacional a las luchas ciudadanas del movimiento No Grandi Navi. Recientemente han logrado parar la circulación de los cruceros en Venecia durante todo el 2020 y siguen en su compromiso para que no haya vuelta atrás.
Aquí el Trailer: